¿CÓMO ENSEÑAR A LOS NIÑOS A EVANGELIZAR? En la lección anterior comencé a explicar las cuatro formas con las que se puede ayudar a Jesús. La primera era ay...
Continuando con las presencias reales del Señor, lo que aporta cada una de ellas y las condiciones que hay que cumplir para relacionarnos con Cristo en esa presencia suya, en esta lección encontramos a Jesús presente en el prójimo que sufre.
En Mateo 25, 31-46 se nos cuenta que la clave para la salvación va a estar en la caridad, pues lo que se haya hecho al más pequeño, es decir al que sufre, a Jesús mismo se le ha hecho.
Esto lo explica cuando habla de su segunda venida y del juicio que tendrá lugar en ese entonces.
"Entonces dirá el rey a los de su derecha:
«Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme».
Entonces los justos le contestarán:
«Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?».
Y el rey les dirá:
«Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis».
A nuestro alrededor no nos faltan ni nos faltarán personas que sufren por distintos motivos, por lo tanto, podemos encontrarnos con Cristo cuando querramos.
Lo que el Señor necesita en ellos es el servicio, que según los casos se dará a través de la comida, la medicina o la compañía, pero siempre a través de la evangelización, pues el más pobre de los pobres es el que no conoce a Dios.
Ya hemos visto que Jesús nos da consuelo y luz.
Con esta presencia suya, cuando le servimos en los pobres Cristo nos da la posibilidad de ir al Cielo, pues cuando hacemos un bien acumulamos tesoros en el Banco del Cielo.
Lo que sí, no debemos hacer el bien pensando sólo en la recompensa, pues el cielo no se compra con limosnas, pero es justo, porque así lo ha querido el Señor, que sepamos que la recompensa existe y que las limosnas son necesarias para ir al cielo.
Lo dice claramente el texto de San Mateo:
"Venid, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros".
O San Pedro en su primera carta (1P 4, 8)
"La limosna (la caridad) cubre la multitud de los pecados"
Siempre debemos tener presente que un día seremos juzgados por Dios y que el bien que hayamos hecho servirá para nuestra defensa.
Por lo tanto debemos acostumbrarnos y a tomar conciencia día a día que Jesús está en todo aquel que sufre .
Ayudar a la persona necesitada por agradecimiento y amor a Jesús.
Hoy es :
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Todas las lecciones de "Catequesis para niños católicos" están fielmente basadas en autores reconocidos por la Iglesia Católica Apostólica Romana.
Los anuncios son puestos en forma aleatoria y automática. Si bien uso filtros para evitar todos los que son inapropiados o contrarios a la fe católica, varios pueden evadirlos
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Creado por Cintia el 16 de Marzo 2018
Rediseñado 31/10/22