¿CÓMO ENSEÑAR A LOS NIÑOS A EVANGELIZAR? En la lección anterior comencé a explicar las cuatro formas con las que se puede ayudar a Jesús. La primera era ay...
Antes de la crucifixión de Cristo ocurrió la Última Cena donde Jesús y sus discípulos se reunieron para comer. Después de eso, Jesús se dirigió al Huerto de los Olivos para ser arrestado.
Durante la Última Cena, Jesús demostró el amor y el compromiso que tenía por sus discípulos con varios actos: hizo una bendición sobre el pan y el vino, los cuales se convirtieron en su cuerpo y su sangre, o sea, lo que conocemos como la Eucaristía; también lavó los pies de sus discípulos para enseñarles humildad y servicio, y además de instituir la Eucaristía, hizo lo mismo con el sacerdocio cristiano.
María ya estaba en Jerusalén en ese momento y probablemente ayudó a preparar la cena con las otras mujeres, pero ¿sabía María que Jesús iba a instituir el sacerdocio en la Última Cena y que lo iba a nombrar a Pedro y no a ella a pesar de ser su Madre? Tal vez, ya que estaba muy unida a Jesús, pero aunque no lo supiera de antemano, obviamente se enteró más tarde. Pero entonces ¿se sintió María marginada por no haber sido nombrada sacerdotisa? Seguro que no.
El papel de la mujer en la religión católica ha sido tema de debate durante siglos, y muchos se preguntan por qué ciertos cargos y títulos están reservados exclusivamente a los hombres.
En el cristianismo, uno de esos títulos es el de sacerdote, y aunque los hombres han dominado históricamente este papel, algunos se preguntan si María se sintió excluida porque no fue nombrada sacerdotisa, o por qué Jesús, conocido por desafiar las normas sociales, no nombró sacerdotisa a su mamá, pero es que eso no existía en la cultura judía, aunque sí en las religiones paganas que rodeaban a Israel, y además seguramente no era algo que le importara a María. Ella sólo quería servir a Dios, y eso es lo que la hizo tan grande.
Jesús eligió a un hombre para que lo representara, porque Él era un hombre, y por más que su madre se lo mereciera, no la eligió, o sea no por el hecho de que no quisiera que fuera una mujer, sino porque simple y claramente, una mujer no lo representaba.
Cuando la gente opina que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres para ser sacerdotes, es importante recordar que el sacerdocio es servicio, no poder. Aunque María era más santa que todos los apóstoles juntos, no era sacerdotisa, y eso le parecía bien, porque lo que más le importaba a Ella era amar y servir a Dios, y esa es la lección que debemos aprender.
María no buscaba el poder, sino servir, y esto la motivaba a seguir a Jesús y hacer todo lo posible por Él porque Ella sabía que el trabajo que tenía por delante era importante, así que se esforzó al máximo para cumplirlo.
Aunque ella no fue nombrada sacerdotisa, esto no significa que no fuera importante para Dios. Dios usó a María de muchas maneras diferentes para bendecir al mundo y su amor hacia Él fue un ejemplo para todos nosotros.
María había entendido que el poder no era la única forma de ser exitoso en la vida. Ella sabía que servir a otros y a la comunidad era igualmente importante, así que decidió usar su posición para ayudar a aquellos en necesidad y hacer una diferencia positiva en la vida de los demás.
La Virgen María hizo esto con humildad y generosidad, lo que le permitió inspirar a muchas personas a seguir su ejemplo. Estableció una reputación como alguien que siempre estaba dispuesta a servir y ayudar, lo cual fue reconocido por aquellos que la rodeaban. Su ejemplo mostró que el servicio es tan importante como el mando, y está destinado para ser imitado por todos aquellos con un espíritu de generosidad.
Jesús y sus amigos tuvieron una cena especial antes de que lo arrestaran. Durante la cena, Jesús hizo cosas importantes como bendecir el pan y el vino, lavar los pies de sus amigos y nombrar a Pedro como sacerdote en lugar de su mamá María.
Algunas personas se preguntan por qué Jesús no nombró a su mamá como sacerdotisa, pero eso no existía en esa época. Lo importante es que María amaba a Dios y quería servirlo sin importar si tenía poder o no.
Ella ayudaba a las personas necesitadas con humildad y generosidad, lo cual inspiró a muchos a seguir su ejemplo, por eso la Virgen nos enseña que el servicio es tan importante como tener poder, y todos podemos aprender de su ejemplo generoso y humilde.
Imitar siempre a María, deseando más servir que mandar o ser más poderoso que los demás, y recordar siempre la lección que nos legó: servir a Dios con amor y dedicación es lo único que realmente importa.
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Creado por Cintia el 16 de Marzo 2018
Rediseñado 31/10/22