JESÚS DE NIÑO PERDIDO Y HALLADO EN EL TEMPLO ENTRE LOS DOCTORES Jesús pasó su infancia en la ciudad de Nazaret jugando igual que cualquier niño. Nada de ex...
Cuando Pilatos recibe nuevamente a Jesús, lo mostró al pueblo junto a Barrabás, un famoso malviviente.
Entonces preguntó a quién preferían que soltara de los dos, dando por sentado que el pueblo iba a elegir a Jesús y no a un malhechor.
Pero la gente eligió a Barrabás. Pilatos entonces pregunta qué quieren que haga con Jesús y al unísono responden que lo crucifique. Y el pueblo gritaba cada vez más fuerte su pedido.
Pilatos no se decide a crucificarlo ya que les informa que no encuentra en él ninguna culpa grave que mereciera la muerte. Por eso decide ponerle un castigo y dejarlo en libertad.
Entonces, llama a los verdugos y les pide que azoten a Jesús con látigos que dañaban ferozmente la piel. En breves momentos, el santo y delicado cuerpo de Jesús quedó cubierto de jirones de piel desgarrada, de sangre y de heridas.
Luego de este terrible castigo, llamado flagelación, los soldados le pusieron en las espaldas un paño viejo de púrpura simulando el manto de un rey, le pusieron en la mano una caña simulando ser el cetro real y tejieron una corona de espinas la cual se la clavaron en la cabeza.
Ante Jesús así vestido como un rey en forma burlona, los soldados se pusieron a desfilar delante de él doblando la rodilla y saludándolo diciendo:
"¡Salve, rey de los judíos!"
En esos momentos llega Pilatos a la sala, y se conmueve profundamente al ver a Jesús en aquel estado. Pensó que los judíos se sentirían del mismo modo y que se moverían a compasión al contemplarlo, por lo tanto se los muestra esperando que lo perdonen, pero al contrario, la gente reafirmó su pedido de que fuera crucificado.
Ante este pedido, Pilatos no podía dejar de cumplir, así que les entregó a Jesús para que lo crucificaran, pero como él seguía sin ver la culpabilidad del Mesías, antes de condenarlo tomó agua y se lavó las manos diciendo que él se declaraba inocente de la sangre de Jesús.
La condena de Jesús refleja las tensiones políticas y religiosas de su tiempo. Pilatos, a pesar de reconocer la inocencia de Jesús, sucumbió ante la presión del pueblo. Esto nos enseña sobre la fragilidad de la justicia humana y cómo las decisiones pueden estar influenciadas por la multitud.
El flagelo y la burla que sufrió Jesús no solo representan su dolor físico, sino también el rechazo y la incomprensión que enfrentó por parte de aquellos a quienes vino a salvar. Este sufrimiento es parte de su misión redentora, demostrando su amor y sacrificio por la humanidad.
Reflexiona sobre cómo puedes ser un testigo del amor y la verdad en un mundo que a veces busca lo contrario. Considera cómo puedes defender a los inocentes y ser una voz de justicia en tu comunidad.
Además, busca formas de practicar la empatía y compasión hacia aquellos que sufren o son marginados.
FIABILIDAD DEL CONTENIDO
Todas las lecciones de "Catequesis para niños católicos" están fielmente basadas en el Catecismo de la Iglesia Católica y en libros de autores reconocidos por la Iglesia Católica Apostólica Romana. Si bien yo lo redacto, nada es idea u opinión mía
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