Explicaciones fáciles para conocer la Iglesia Católica Apostólica Romana
Luego del primer milagro de Jesús en las Bodas de Caná (lección anterior), Él se convirtió en una persona muy conocida en Israel, y esto hizo que todas las personas quisieran conocerlo, incluso las que vivían en las naciones vecinas.
El boca en boca hizo que se lo conociera a Jesús como un hacedor de milagros, por eso multitudes se acercaban a Él para pedirle curaciones, hechos milagrosos y favores de todo tipo, pero esto hacía que lamentablemente estén más interesadas en que las complaciera en sus pedidos que en el mensaje que estaba dando.
Pero Jesús aprovechaba que la gente acudiera a Él para poder exponer su doctrina.
El mensaje que tenía para dar no lo transmitió en soledad, sino que se reunió de un grupo más selecto de seguidores que lo amaban como persona y creían en que era el Mesías, y que además estaban decididos a ayudarlo a difundir sus enseñanzas. Este grupo es conocido como los Apóstoles.
Se puede decir que el pico de la fama fue el milagro de la multiplicación de los panes y los peces (explicado en esta lección) ya que en este lugar había muchísima más gente que en las Bodas de Caná o en cualquier otro lugar donde Él hiciera alguna curación o milagro.
Pero lamentablemente algunos empezaron a ver que Jesús podía ser un gran negocio y que se podía vivir a base de milagros, y ante esta comodidad decidieron que debían hacerle rey, pero cuando el Señor se dio cuenta de esto y comprendió que lo buscaban por interés, huyó de esa gente.
Según podemos leer en los evangelios, luego de las Bodas de Caná no hay más mención de su madre María en ninguna otra situación milagrosa o de triunfo.
Ella permaneció en Nazaret, y obviamente allí le deberían llegar continuamente las noticias de lo que sucedía con su Hijo, así que de un modo u otro se enteraba de los éxitos que tenía, pero también de la polémica ante situaciones que para los israelitas no eran normales ni adecuadas, como por ejemplo hacer milagros en día sábado molestando de este modo a los fieles que observaban la ley de Dios.
María sabía que mientras Jesús tenía éxito, Él no la necesitaba a ella porque ya estaba con amigos y compañía.
Pero cuando Jesús comenzó a vivir los momentos difíciles, allí estuvo su mamá, allí estuvo al pie de la Cruz, allí estuvo para ayudarlo para que no estuviera solo, es decir cuando ya nadie estaba al lado de Jesús, allí estuvo María.
Y así debemos ser nosotros: no debemos estar sólo en los momentos de felicidad o de éxito de las personas, sino que también debemos estar firmes en los momentos difíciles y en los peores.
Aprender de María que no se debe acudir a los familiares o amigos por interés, o sea, sólo para pedir favores o en los buenos momentos, sino que se debe estar presente cuando nos precisan, porque el amor debe ser incondicional sea en lo bueno como en lo malo.
Del mismo modo debemos aprender que con nuestro amigo Jesús tampoco debemos acudir a Él por interés, o sea, sólo cuando estamos mal para sacarle favores o milagros, sino también cuando estamos contentos y felices para agradecerle todo lo que nos dio y lo bien que la estamos pasando
Hoy es
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