¿CÓMO ENSEÑAR A LOS NIÑOS A EVANGELIZAR? En la lección anterior comencé a explicar las cuatro formas con las que se puede ayudar a Jesús. La primera era ay...
Continuando con el tema de la Santísima Trinidad que comencé la semana pasada comparándola con la familia, esta vez, voy a considerar a valorar la unidad y a respetar las diferencias.
Tal como sucede y vimos en la lección pasada con la Santísima Trinidad, en la familia también cada persona es única y diferente entre sí.
El hecho de que Dios sea uno y a la vez trino, por ser un solo Dios y tres personas distintas que comparten la única naturaleza divina donde cada uno cumple su función, es una muy buena enseñanza para nuestra vida, ya que la unidad de Dios nos habla del gran valor que tiene la unidad y la Trinidad nos enseña a respetar las diferencias.
Cada miembro de la familia es como es y por lo tanto se deben respetar mutuamente, es decir que cada uno debe respetar la forma de ser del otro para evitar problemas, sufrimientos y discusiones.
Por ejemplo, los padres son los que ejercen el mando en la familia, y hay que obedecerlos porque aunque algunas veces lo que ordenen no sea del agrado de los hijos, siempre será para el bien de ellos, como por ejemplo mandarlos a estudiar para que eviten tener malas notas o que repitan el grado.
Cuando la familia se rompe porque los padres se separan y cada uno se va por su lado, y quizás se convierten también en enemigos entre ellos, ya no hay más unidad, ya no hay familia.
Pero la unidad no se puede imponer suprimiendo la personalidad de cada uno de los miembros de la familia, por eso siempre tiene que haber alguien que tenga la autoridad (el padre, la madre, o ambos en conjunto), y cada uno debe cumplir el papel que le corresponde, pero con su propio modo de ser, por ejemplo los padres no pueden negarse de ir a trabajar y estar jugando todo el día como si no fueran adultos, ni los hijos pequeños deben querer imponerse sobre los padres ni que èstos sean como ellos.
Y lo mismo con los hermanos, donde no pueden aprovecharse del más pequeño haciéndole maldades, ni deben dejar de hacerse respetar en sus legítimos derechos con respecto al hermano mayor
Obedecer a los padres, no pelearse con los hermanos, no permitir que los mayores se burlen o aprovechen imponiendo el respeto, y en caso que no puedan solos pedirle ayuda a los padres, pero que sean conscientes de que deben ser respetados.
Y que del mismo modo respete al hermano menor, como quiere que lo respeten a él, siendo ejemplo para los mayores.
Si no hay hermanos, que la práctica la haga con primos, compañeros de la escuela o amigos, lo importante es que aprenda a respetar las diferencias no solo con la familia, sino con todas las personas.
Las características del amor: Pensar en el otro y hacerlo feliz
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Todas las lecciones de "Catequesis para niños católicos" están fielmente basadas en autores reconocidos por la Iglesia Católica Apostólica Romana.
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Creado por Cintia el 16 de Marzo 2018
Rediseñado 31/10/22