¿CÓMO ENSEÑAR A LOS NIÑOS A EVANGELIZAR? En la lección anterior comencé a explicar las cuatro formas con las que se puede ayudar a Jesús. La primera era ay...
Hasta aquí aprendimos las seis cosas que debemos hacer para poder imitar a Cristo, y así poder amar y parecernos lo más posible a Jesús desde el punto de vista ético: (click en cada característica para leer la explicación)
Y finalmente llegamos al último punto que consiste en ponerse en el lugar del otro, mentalmente por lo menos, algo indispensable para la buena convivencia.
Eso fue lo que hizo Jesús, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, cuando se encarnó, es decir cuando se hizo hombre.
Jesús nació en un pesebre como un bebé, como cualquier otra persona.
Y al hacerse un auténtico hombre, pudo entender al hombre desde dentro, y de este modo sentir, sufrir y alegrarse del mismo modo que el hombre siente, sufre y se alegra.
De este modo Dios hecho hombre fue uno de los nuestros, hombre como nosotros pero sin dejar de ser Dios.
Conoció todos los sentimientos: nuestros miedos, nuestras debilidades (en la tentación de Satanás), nuestros dolores físicos, nuestros gozos y nuestras esperanzas.
Y así como Jesús se puso en el lugar del hombre, nosotros también debemos ponernos en el lugar del otro.
El niño o el adolescente pueden ponerse en el lugar del papá o de la mamá, que están trabajando todo el día, soportando horas de tráfico intenso o viajando completamente incómodos, quizás en malas condiciones laborales, para poder entender cuanto sacrificio cuestan las cosas que ellos necesitan para poder darle el verdadero valor valor al esfuerzo de sus padres, y de este modo procurar darles los menos problemas posibles, conscientes de que ya tienen bastantes.
También pueden ponerse en el lugar del compañero de escuela que puede ser molestado, atacado o perseguido por su religión, por su color de piel, por usar lentes, por ser muy bajo, muy alto, muy gordo, muy flaco, etcétera, etcétera, y en vez de atacarlo como los demás, lograr sentir en carne propia lo que está sufriendo ese otro chico.
Ponerse en lugar del otro no sólo es útil para los niños, sino que obviamente también para los adultos.
El padre debería ponerse en lugar de su hijo para poder comprenderlo, o mejor dicho recordar, cuando tenía su edad y las hormonas estaban descontroladas, o tenía cambios de humor, rebeldía con o sin motivos, y un largo etcétera.
Ponerse en el lugar del otro nos ayudará a darle al prójimo lo que necesita y comprenderlo, excusándolo a veces por lo que hace o, al menos, disculpándolo encontrando de este modo atenuantes a su comportamiento.
Empezar por ponerse en el lugar de alguien del propio hogar, sobre todo de aquel que menos entendemos su comportamiento o con el que más conflicto tenemos, sea el padre, la madre, el hermano menor, etcétera.
Luego hacerlo con respecto a las personas que no pertenecen a nuestra familia, como por ejemplo las pertenecientes a la escuela, poniéndose en el lugar del maestro o profesor, del compañero menos popular, para poder así entenderle y hacerle la vida más fácil.
Tal como nos gustaría que hicieran con nosotros
Hoy es :
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Todas las lecciones de "Catequesis para niños católicos" están fielmente basadas en autores reconocidos por la Iglesia Católica Apostólica Romana.
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Creado por Cintia el 16 de Marzo 2018
Rediseñado 31/10/22