¿DEBEMOS OBEDECER LAS ENSEÑANZAS DE LA IGLESIA? Mientras que Jesús, con su presencia en la Eucaristía, tal como vimos en la lección anterior, nos da fuerza...
El Santo Rosario es una oración muy especial para los católicos que nos permite comunicarnos con la Virgen María de manera sencilla y amorosa.
A través del Rosario, repetimos algunas frases del Evangelio relacionadas con la Virgen y le pedimos que interceda por nosotros en la vida y en la muerte.
Además, el Rosario nos introduce en un "clima" de comunicación con María que va más allá de las palabras que decimos. Es como si estuviéramos creando un ambiente o contexto de comunicación con ella a través de la repetición de estas palabras. Así, logramos estar con Ella, sentir su presencia y expresarle nuestro amor.
No es necesario decir cada frase del Ave María conscientemente; lo importante es rezarlo aunque a veces estemos distraídos ya que nos introduce en un "clima" de comunicación con María que va más allá del contenido de las palabras que se pronuncian.
Quizá esto sea difícil de explicar a un niño occidental, pero no así para alguien de oriente, acostumbrado a los "mantras" o repetición de fórmulas que sirven para crear un ambiente, un contexto de comunicación con Dios -en este caso con María-. Más allá de lo que se dice, en el Rosario, por el hecho mismo de repetir una y otra vez una oración, se consigue la comunicación afectiva -no tanto intelectual- con la Virgen, se logra "estar " con Ella, sentirle a Ella, y se le dice que se la quiere mucho y se experimenta ese mismo amor procedente de Ella.
Precisamente por eso no es imprescindible que cada frase del Ave María se diga conscientemente, como si estuviéramos haciendo un ejercicio de oración intelectual; es el "clima" lo que se busca con la repetición; no tiene tanta importancia, por lo tanto, que se produzcan distracciones y, hasta cierto punto, éstas son inevitables. Lo que importa es rezarlo, aunque a veces se esté distraído, es como con la comunicación del niño pequeño con la madre, no suele haber muchas palabras conscientes, pero el contacto del niño con la piel de la mamá le calma, le da afecto, aunque la mamá no le diga nada o él no entienda el significado de las palabras cariñosas que le dice.
El Rosario es como ese contacto piel a piel entre un bebé y su mamá: aunque no haya muchas palabras conscientes, el niño siente el afecto y el calor de su madre.
Por último, el Rosario nos permite repasar los principales acontecimientos de la vida de Jesús y María. Los veinte misterios del Rosario son una magnífica catequesis popular que nos ayuda a recordar lo esencial de las enseñanzas del Evangelio.
Estos misterios se dividen en cuatro grupos: gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos.
Para enseñar a los niños a rezar el Santo Rosario, es importante crear un ambiente tranquilo y acogedor. Puedes comenzar explicándoles qué es el Rosario y su significado. Usa un lenguaje sencillo y adaptado a su edad.
A continuación, puedes utilizar un rosario físico para mostrarles cómo se utilizan las cuentas y cómo se organiza la oración. Anima a los niños a practicar con un misterio a la vez, comenzando por los misterios gozosos, que son más fáciles de entender.
Además, podrías establecer una rutina diaria o semanal para orar juntos, dándoles un sentido de pertenencia y continuidad. La idea es que, a través de la repetición y la familiaridad, los niños desarrollen una conexión afectiva con esta hermosa práctica de fe.
Rezar el Rosario es una manera poderosa de conectarnos con Dios y con María. Nos ayuda a meditar sobre los misterios de la vida de Jesús y de su Madre, lo que nos lleva a reflexionar sobre nuestra propia vida y nuestras acciones.
El Rosario nos ofrece consuelo y paz en momentos de dificultad. Es una forma de pedir intercesión, fortaleza ante los desafíos y una manera de expresar nuestro amor y gratitud hacia María. Al rezarlo, podemos sentir que no estamos solos y que siempre contamos con la guía y el apoyo de nuestra Madre celestial.
Finalmente, el Rosario alimenta nuestra fe y nos recuerda la importancia de la vida cristiana a través de la oración y la comunión con Dios.
El Santo Rosario es una forma de oración que ayuda a los católicos a hablar y mostrar cariño a la Virgen María, que es como una mamá especial. Al rezar, repetimos frases dulces que nos hacen sentir cerca de ella, aunque a veces no estemos muy concentrados. Esto es similar a cuando un bebé está con su mamá; a veces no necesitan hablar, solo sentir su amor.
El Rosario también nos cuenta historias importantes de la vida de Jesús y María, y hay diferentes tipos de estas historias. Rezar el Rosario es una forma de sentir amor y apoyo en nuestras vidas.
Repetimos algunas frases del Evangelio y le pedimos que nos ayude en la vida y en la muerte.
También nos hace sentir cerca de ella y expresarle nuestro amor. No importa si estamos distraídos, lo importante es rezarlo. Además, el Rosario nos ayuda a recordar las enseñanzas del Evangelio
Es recomendable enseñar al niño cuáles son los misterios del Rosario y ayudarle a que rece al menos uno cada día de la semana -un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria -. De esta manera, podremos fomentar en ellos una relación cercana y amorosa con María y con Jesús.
Las Letanías del santo Rosario
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