¿CÓMO ENSEÑAR A LOS NIÑOS A EVANGELIZAR? En la lección anterior comencé a explicar las cuatro formas con las que se puede ayudar a Jesús. La primera era ay...
La paciencia no es un don, es una virtud y su práctica es más difícil para algunas personas que para otras, porque algunas son más impacientes e inquietas por naturaleza, mientras que otras son más tranquilas.
Sin embargo, como virtud, la paciencia nos enseña a saber esperar, a darle tiempo a producir sus frutos y, sobre todo, a dejar que Dios actúe sin querer forzarlo a hacer las cosas cuando queremos y como queremos.
Esta paciencia es la mismo que Dios tiene con nosotros. El Nuevo Testamento dice acertadamente que "la paciencia de Dios es nuestra salvación", porque si Dios no supiera esperar y no nos diera mil oportunidades para convertirnos, nos habría hecho desaparecer con su justa ira debido a nuestros pecados.
A veces deseamos que las cosas se hagan inmediatamente; queremos que los problemas se resuelvan al instante y nos enfadamos cuando no ocurre así.
La paciencia de la Virgen María es una de sus muchas virtudes olvidadas.
Nuestra Señora supo cómo ser paciente, supo esperar los nueve meses del embarazo y luego supo esperar hasta que su Hijo tuvo treinta años para dejar Nazaret e iniciar su vida pública.
De igual manera, Ella supo cómo esperar las largas horas entre la muerte de Cristo hasta su resurrección.
Sin esta paciencia difícil, pero heroica, en ocasiones ella hubiera estado nerviosa o desesperada arruinando muchas cosas.
"La paciencia alcanza todas las cosas", dijo Santa Teresa de Jesús.
Vivimos la paciencia controlando nuestro mal temperamento.
Al darle al prójimo el tiempo necesario para arrepentirse de sus pecados y convertirse.
Vivimos la paciencia con nosotros mismos cuando seguimos luchando por ser mejores hijos de Dios.
Vivimos la paciencia con nosotros mismos cuando volvemos a empezar después de haber hecho algo malo.
La paciencia es una virtud muy importante que nos enseña a esperar y dejar que las cosas sucedan en su momento.
Es importante ser pacientes con los demás cuando hacen algo malo y darles tiempo para arrepentirse. También debemos ser pacientes con nosotros mismos y volver a empezar después de hacer algo malo.
Dios también es paciente con nosotros y nos da muchas oportunidades para cambiar nuestros errores.
La Virgen María fue muy paciente, por ejemplo, esperó 9 meses para tener a Jesús y también esperó confiada a que resucitara.
Ser paciente, aprender a no enfadarse ni volverse violento cuando las cosas no se resuelven inmediatamente como se desea.
También aprender a tener paciencia consigo mismo más allá de los demás, como por ejemplo, cada vez que se cometen errores, recomenzando sin desanimarse
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Todas las lecciones de "Catequesis para niños católicos" están fielmente basadas en autores reconocidos por la Iglesia Católica Apostólica Romana.
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Creado por Cintia el 16 de Marzo 2018
Rediseñado 31/10/22