RESUMEN DEL MILAGRO DE LA PESCA MILAGROSA y LA RESURRECCIÓN DE LA HIJA DE JAIRO Los milagros son eventos extraordinarios que ocurren en la vida de las pers...
Para que los pequeños puedan entender por qué Dios, a pesar de que no se lo ve, es una persona y no una idea, es necesario explicarle la diferencia entre ambas palabras.
La idea es un concepto como la bondad, la belleza, la patria, la justicia, etc.
A las ideas se las puede seguir y luchar por ellas, pero no pueden dar ni recibir amor, ni tienen vida propia.
Por ejemplo, puedo ser un gran fan de la belleza y de la estética, pero no la puedo tocar, no la puedo acariciar.
Puedo darle un beso a una bella estatua, pero entonces estoy besando a la estatua y no a la idea de belleza.
Y viceversa, la belleza no puede hacer nada de nada conmigo: no me puede escuchar, ni amar, ni abrazar, ni dar alimento, etc.
Una persona puede tener las cualidades de las ideas que seguimos, como por ejemplo la belleza y la bondad, pero no son conceptos.
Las personas, como los amigos, los padres, los abuelos, nos pueden escuchar, amar, tocar, darnos alimento, y viceversa, nosotros podemos hacer todo eso también con ellos.
Tienen vida y decisión propia
No es un concepto ni una idea porque lo podemos tratar igual que a nuestros amigos o padres, con la única diferencia que por ahora, mientras estemos en la tierra, no lo podemos ver ni oír con los ojos y oídos del cuerpo, pero sí con los del alma.
Dios no está muerto, es una persona viva porque existe desde siempre y está en todas partes.
Y no se lo puede ver en la tierra porque, tal como nos prometió, sólo lo veremos cuando muramos y vayamos al Cielo si es que nos hemos portado bien acá.
Mientras que estemos vivos Dios nos es indispensable para no sentirnos solos, relacionarnos con Él, contarle nuestras cosas y especialmente para amarlo, porque es una persona.
Porque Él nos ha amado a nosotros antes y lo mínimo que debemos hacer es devolverle su amor.
La respuesta la encontramos en que Él nos mandó a su Hijo Jesús para que con su muerte en la cruz se pudieran abrir de nuevo las puertas del Cielo que habían quedado cerradas por el pecado original de Adán y Eva.
La forma más sencilla de hablar con Dios es a través de la oración, pero poniendo mucha atención en ella y diciéndola con el corazón, o conversar con Él con nuestras palabras.
Enseñarle a que todos los días diga dos oraciones, muy cortitas, pero importantísimas en su valor y que tienen que ver con Dios como persona:
A Dios como persona que recibe amor, que le diga:
"Señor, te quiero"
A Dios como persona que entrega amor que le diga:
"Señor, gracias por quererme"
Puede decirlas no solo al acostarse o levantarse, sino que en cualquier momento que lo necesite o a cualquier hora como una simple manera de tenerlo presente
A Dios hay que respetarle y obedecerle
FIABILIDAD DEL CONTENIDO
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