¿CÓMO ENSEÑAR A LOS NIÑOS A EVANGELIZAR? En la lección anterior comencé a explicar las cuatro formas con las que se puede ayudar a Jesús. La primera era ay...
Esta es la última lección con respecto a las dudas más comunes que surgen ante la confesión de algunos pecados.
En las lecciones anteriores traté el problema de confesar un pecado si no se está arrepentido sinceramente, y el de pedir perdón por un pecado que se comete una y otra vez del mismo modo o forma.
En esta oportunidad voy hablar de otras dos dudas comunes, pero que no tienen que ver tanto con el pecado en sí, sino que con el modo de ser perdonado o la penitencia.
Es decir, son los pecados que Dios no perdona si no se restituye el bien quitado
Dentro de este tipo de pecado entran el robo, la calumnia y la maledicencia.
Lamentablemente no.
Y esto no es porque Dios no tenga misericordia. Es misericordioso, pero también es justo, y por lo tanto es justo restituir el bien robado.
Si así no se hiciere sería muy fácil para nosotros caer nuevamente en la tentación de robar, ya que pensaríamos que total nos confesamos y listo, no pasó nada.
Con respecto a la restitución de ese bien, por supuesto que no se va a poder hacer en todos los casos, porque eso robado ya se gastó o no se tiene más o lo que sea.
Por eso es igualmente válido devolver, de una forma o de otra, algo equivalente, o hacer algo que equivalga a reparar el daño realizado.
Ante la duda, se puede consultar al sacerdote en el momento de la confesión que se podría hacer para reparar el daño.
No es una condición indispensable restituir el bien cara a cara o en forma notoria, como para que se sepa quien hizo el robo, pero si se tiene la valentía de hacerlo, recordar que Jesús nos va a mirar con mucha alegría.
Hay que actuar del mismo modo que con el robo. El perdón tampoco es completo si la penitencia no consiste en restituir el honor debido a aquel al que se le ha quitado.
Esto también es válido si actuamos con maledicencia, es decir si dijimos algo de alguien que es verdad, pero que no había ninguna necesidad de estar desparramándolo por allí.
Pensar bien antes de chismosear sobre otro o de andar contando mentiras por venganza o para molestar.
Darnos cuenta que peor vamos a estar nosotros después de hacerlo, ya que si bien le hicimos un daño al otro, en realidad nos lo hicimos a nosotros que ensuciamos nuestra alma y nuestra amistad con Dios.
Y como si fuera poco, luego tenemos que ver cómo restituir su honor, algo muy difícil de hacer, para poder ser perdonados por Dios.
Hoy es :
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Todas las lecciones de "Catequesis para niños católicos" están fielmente basadas en autores reconocidos por la Iglesia Católica Apostólica Romana.
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Creado por Cintia el 16 de Marzo 2018
Rediseñado 31/10/22