RESUMEN DEL MILAGRO DE LA PESCA MILAGROSA y LA RESURRECCIÓN DE LA HIJA DE JAIRO Los milagros son eventos extraordinarios que ocurren en la vida de las pers...
El Señor, como nos ama, nos dio y nos da continuamente a todos los hombres la oportunidad de volver a empezar.
Este volver a empezar no tiene límite ni fecha de vencimiento, es una oportunidad que nos dio Dios y que nos durará mientras tengamos vida.
Por lo tanto, debemos comprender que es un gran acto de amor por su parte.
Él no quiere que nadie se condene y por eso siempre está esperando una respuesta positiva a su oferta de salvación.
En este nuevo camino que el niño está comenzando en su vida proponiéndose imitar a Cristo, también debe llevar a la práctica este punto.
¿Cómo puede hacerlo? Dándole a los otros la oportunidad de que vuelvan a empezar (este tema se verá en forma más amplia en la lección siguiente que tratará sobre el perdón).
Y también, no sólo dándole esa oportunidad a los otros, sino que también dándose esa oportunidad a sí mismo.
Hay ocasiones en que somos nuestros peores enemigos y somos los que más duramente nos juzgamos, pero en cambio, somos extraordinariamente tolerantes con nuestros defectos o pecados que permanecen en el tiempo y nos llevan a dudar de que seamos capaces de cambiar.
El problema es que cuando esto sucede, cuando pensamos que ya no hay forma de cambiar nuestra personalidad, defectos o errores, dejamos de luchar y es entonces cuando somos arrastrados por la corriente de los vicios, a los que ya no hacemos nada por ponerles freno.
Por eso es muy importante volver a empezar una y otra vez, pues este hecho significa ante todo creer en el amor de Dios y en su fuerza para salvarnos.
Volver a empezar significa creer que, con esa fuerza divina a nuestro favor, podemos cambiar. Sólo pierde la guerra el que deja de luchar.
Jesucristo sólo nos pide una cosa: que no nos rindamos nunca, aunque suframos mil derrotas o perdamos mil batallas.
Siempre y cuando volvamos a empezar y mientras sigamos luchando, tendremos esperanza.
No tener miedo a volver a empezar una y otra vez.
Y cuando nos demos cuenta de que hemos hecho algo mal, lo único que nos tiene que importar es luchar contra ello y desear volver a empezar, sin importar que exista la posibilidad de volver a cometer los mismos errores o pecados.
Pedirle siempre a nuestra madre, la Virgen María, que nos ayude, nos guíe para ser cada día mejor y nos de la mano para poder volver a levantarnos, y así poder estar siempre más cerca de Jesús y no perder el camino hacia el Cielo.
Sexta característica de la ética cristiana: Pedir perdón
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