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Ya vimos que Jesús nos enseña las características del amor a imitación de Cristo que incluyen amar con una motivación religiosa, amar con obras y amar a todos.
Pero no sólo nos enseña estas tres formas, pues hoy vamos a dar otro paso en el conocimiento de las características de la ética cristiana.
Esta característica tiene que ver con lo que se llama "amar el primero," dándonos cuenta de que el Señor nos ha amado tomando Él la iniciativa, tal como lo dice San Juan (1 Jn 4, 19).
Amar el primero significa que Jesús no esperó a amarnos cuando recién nosotros lo mereciéramos, sino que partió de Él la iniciativa para amarnos, es decir, sin que nosotros hubiéramos hecho nada para tener derecho a ese amor.
Nosotros entonces, si queremos imitar a Jesús, debemos llevar esto a la práctica, pero ¿cómo hacerlo?
Amar el primero significa que cuando te das cuenta de que una cosa hay que hacerla, no debes esperar a que sea otro el que la haga.
Del mismo modo que no dejarías sin recoger un billete que vieras en el suelo, tampoco deberías dejar sin hacer un acto de amor, si tienes la oportunidad de hacerlo.
Esa oportunidad de hacer un acto de amor por el otro debe ser para ti como el tesoro más valioso que pudieras conseguir.
Pero cuidado, pueden existir situaciones en las que amar el primero puede servir para fomentar la pereza de los otros, que tienen la obligación de hacer sus deberes. En esos casos, lo mejor es aclarar las cosas con ellos o ayudarles sólo cuando sea imprescindible.
Una cosa es amar y ayudar y otra es que te tomen por tonto.
En la vida siempre nos vamos a encontrar con situaciones en las que podemos hacer cosas que son responsabilidad de nadie, o de todos, como por ejemplo sacar la basura, quitar los platos sucios de la mesa, cambiar el papel higiénico, poner una nueva bolsa en el cesto de basura, levantar lo que se haya caído, etcétera.
Siempre es bueno y útil para nosotros ir más allá de lo que es estrictamente nuestra obligación en colaborar con las tareas comunes.
Para todo el mundo, y sobre todo para un niño o un adolescente, es de gran utilidad y una extraordinaria enseñanza aprender a hacer las cosas por sí mismo, sin esperar que te las manden a hacer.
Toma el compromiso de cumplir, siempre y ante todo, con tu deber, y hacerlo de buena gana (recordar la frase de la lección pasada "Por ti Señor")
Y luego fíjate en qué más puedes hacer para ayudar a los otros.
Y hazlo!!!
Otra característica de la ética cristiana: Volver a empezar
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